Sin darse cuenta se encontró de pronto al lado de
él. Parecía que existía una
comunicación entre ambos sin emitir palabra alguna, sino
que en el interior de su mente, el niño recibía una
multitud de conocimientos que no comprendía pero que
llegado el momento adecuado, "cuando debas saber, sabrás
el significado que tienen todos estos principios y podrás
emplearlos para ayudar a la humanidad a encontrar su verdadero
destino".
Siendo hombre debería cumplir su misión,
dada por el Gran Maestro, que era recordar y comprender sus
valiosas enseñanzas. Una vez que recorriera este sendero
en su conciencia, debería propagar la sabiduría
extraída desde su interior.
Ahora, ya todo un hombre, comprendía muchas cosas
que su mente ya sabía, sin saberlo
conscientemente.
Recordaba que la vista, el oído, el olfato, el
tacto y el gusto, según el Gran Maestro, tenían una
función de control de orientación de la
concentración de la atención y actúan de
similar forma a como un vidrio curvado que recibe la luz del
círculo de fuego concentra el rayo ardiente en un punto.
La combinación de ambos sentidos, de percepción y
concentración, permite poner en fase tanto la mente
externa con la mente interna. Así, estaríamos en
posesión de un poderoso instrumento. El Gran Maestro
continuaba con su comunicación silenciosa. Recordaba que
ese instrumento para el cambio requiere de energía
obtenida del mundo maravilloso de los sueños e
imaginación.
Una de sus enseñanzas estaba relacionada con el
hecho de que todo en lo que participamos es una actividad, tanto
lo bueno como lo malo, lo positivo o negativo. Así, por
ejemplo, el enfermo efectúa la actividad enfermedad, se
comporta como enfermo, percibe lo que es un enfermo, piensa como
enfermo y actúa como enfermo. En toda actividad se dan
estos elementos: conocer, pensar, actuar. Efectuando las debidas
correcciones, reprogramando o programando nuestras actividades
podemos alterar su funcionamiento. Esto es más o menos lo
que intenta hacer el médico del alma.
El Gran Maestro repetía: "Toda actividad
podrás desarrollar, si dedicas todo tu tiempo en
conocerla, toda tu mente en recordarla y toda tu fuerza en
hacerla, convirtiéndote así en maestro de la
misma". Entonces, "aprenderás a aprender todo lo que debas
aprender".
Entre otros, recuerdo aquellos versos de cien
palabras:
Observa, gusta, escucha, huele y siente a la
Naturaleza,
presta atención y concentra toda tu
fuerza
de imaginación en lo que deseas
lograr.
Recuerda que tus actos tienen una razón de
ser
y son el reflejo de tu voluntad.
Un maestro, es fruto del desarrollo de su
propia
conciencia. Anteriormente, era solo un ente
superior
en alguna ciencia del conocimiento, del
pensamiento
o actor del mundo cotidiano. Tú naciste
para
triunfar o perder. Tú eliges el camino en
este
juego de la vida. Posees todo, si eso
quieres.
No posees nada si lo quieres así. Por tanto, vive
tu vida.
El Gran Maestro solía decir que dominar la mente
es sencillo, y, existen miles de formas para alcanzar sus
virtudes, pero que el hombre puede no darse cuenta de cuál
puede ser su puerta de entrada, pues su mirada vive dispersa en
otros mundos. El hombre no toma conciencia de este hecho, hasta
el momento en que presta atención a sus actividades.
Él normalmente no está en el lugar en donde realiza
sus actividades. Está ausente. Necesita estar plenamente
presente. Su último consejo, que recuerdo, fue el de que
para llegar a ser maestro, necesitaba que mi mente comprendiera
treinta y tres actos de conciencia:
Ante toda tensión,
ante toda presión,
ante todo problema,
ante todo dilema,
Experimentaré mi conciencia de
RELAJACIÓN.
Ante toda enfermedad,
ante toda soledad,
ante toda flaqueza,
ante toda torpeza,
Pondré mi conciencia de
SALUD.
Ante todo signo de ira,
ante toda molestia,
ante todo enojo,
ante toda seriedad,
Comprobaré mi conciencia de BUEN
HUMOR.
Ante todo temor,
ante toda confusión,
ante toda falta de fe,
ante toda inseguridad,
Emprenderé mi conciencia de
OPTIMISMO.
Ante toda intranquilidad,
ante toda contrariedad,
ante toda preocupación,
ante toda desorientación,
Guardaré mi conciencia de
SERENIDAD.
Ante toda timidez,
ante toda perturbación,
ante todo retraimiento,
ante todo decaimiento,
Adoptaré mi conciencia de
VALOR.
Ante toda desatención,
ante todo desvarío,
ante todo desgano,
ante toda errónea percepción,
Fijaré mi conciencia de
ATENCIÓN.
Ante todo signo de olvido,
ante toda inseguridad,
ante toda incomprensión,
ante toda falsa percepción,
Retendré mi conciencia de
MEMORIA.
Ante toda falta de creatividad,
ante toda carencia de estímulo,
ante toda escasez de motivos,
ante toda pérdida de entusiasmo,
Buscaré mi conciencia de
IMAGINACIÓN.
Ante todo desacierto,
ante toda errada decisión,
ante toda pérdida de objetivo,
ante toda duda del logro,
Encontraré mi conciencia de BUEN
JUICIO.
Ante toda incapacidad de comprensión,
ante toda inhabilidad de atención,
ante toda vaguedad de pensamiento,
ante toda levedad de impresión,
Obtendré mi conciencia de
CONCENTRACIÓN.
Ante toda impaciencia,
ante toda indecisión,
ante toda falta de valor,
ante toda inacción,
Adoptaré mi conciencia de
VOLUNTAD.
Ante todo desequilibrio,
ante toda inestabilidad,
ante toda desarmonía,
ante toda falta de energía,
Adquiriré mi conciencia de
CONTROL.
Ante todo ambiente de fracaso,
ante toda adversidad,
ante todo rechazo del esfuerzo,
ante toda derrota,
Levantaré mi conciencia de
ÉXITO.
Ante toda tristeza,
ante toda depresión,
ante toda inseguridad,
ante toda falta de fe,
Preservaré mi conciencia de
ALEGRÍA.
Ante todo lamento,
ante toda queja,
ante toda molestia,
ante toda incomodidad,
Disfrutaré mi conciencia de
FELICIDAD.
Ante toda ansiedad,
ante toda insatisfacción,
ante toda preocupación,
ante todo lamento,
Liberaré mi conciencia de
PRESENCIA.
Ante toda intromisión,
ante toda falta de autonomía,
ante toda carencia de intimidad,
ante toda limitación de libertad,
Alentaré mi conciencia de
INDEPENDENCIA.
Ante toda incapacidad física,
ante toda imperfección,
ante toda limitación,
ante toda lamentación,
Activaré mi conciencia de
ACEPTACIÓN.
Ante toda complejidad,
ante toda dificultad,
ante todo problema,
ante todo dilema,
Avivaré mi conciencia de
COMPRENSIÓN.
Ante toda evasiva,
ante toda mentira,
ante todo engaño,
ante toda injusticia,
Practicaré mi conciencia de
HONESTIDAD.
Ante toda fatiga,
ante toda inactividad,
ante toda parálisis,
ante todo aburrimiento,
Aprehenderé mi conciencia de
ENERGÍA.
Ante toda incógnita,
ante toda ignorancia,
ante toda flaqueza de sabiduría,
ante toda pereza en la búsqueda,
Llevaré mi conciencia en la
VERDAD.
Ante todo enemigo,
ante todo opositor,
ante todo traidor,
ante toda enemistad,
Llenaré mi conciencia de
HUMANIDAD.
Ante toda ausencia de motivación,
ante toda falta de estímulo,
ante toda carencia de impulso,
ante toda actitud de pereza,
Induciré mi conciencia de
ACCIÓN.
Ante toda duda,
ante todo temor,
ante toda ansiedad,
ante todo inconveniente,
Conservaré mi conciencia de FE y
ESPERANZA.
Ante todo odio,
ante toda maldad,
ante toda injusticia,
ante toda crueldad,
Transformaré mi conciencia en
AMOR.
Ante toda inhabilidad,
ante toda incapacidad,
ante toda incomprensión,
ante toda carencia de aptitud,
Desarrollaré mi conciencia de
INTELIGENCIA.
Ante toda falta de imaginación,
ante toda ausencia de inspiración,
ante toda nula intuición,
ante toda mediocridad,
Iluminaré mi conciencia de
CREATIVIDAD.
Ante toda guerra,
ante toda batalla,
ante toda lucha,
ante toda fuerza,
Centraré mi conciencia en la
PAZ.
Ante toda pobreza,
ante toda necesidad,
ante toda carencia,
ante toda incapacidad,
Llenaré mi conciencia de
RIQUEZAS.
Ante toda ausencia de conocimientos,
ante toda ignorancia,
ante toda incapacidad de aprender,
ante toda incomprensión,
Recibiré mi conciencia de
SABIDURÍA.
Ante todo conocimiento,
ante todo pensamiento,
ante todo sentimiento,
ante toda acción,
Activaré mi conciencia de
MAESTRO.
Autor:
Omar Peña
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